lunes, 13 de septiembre de 2010

Sombra nocturnal



Pensé que eras tú
quien se escondía en la penumbra
y dibujé un esbozo de mi pensamiento
soñando cada noche en nuestro encuentro
creyendo fielmente en un sueño efímero
que se vuelve distante
y a la vez disonante
con el cantar de mis ángeles.

Pensé que era yo
pero solamente era una sombra nocturnal
que se posó sobre tu alcoba
era la silueta de mi pluma y tintero
que se mecía al compás de mis sueños
y ansias que crecían en la nada
a causa de tu amor placentero.

Es la sombra nocturnal
que me hace suspirar
e iniciar la travesía cada noche
hasta el pie de la cama,
donde duermes
cuando morfeo te lleva por un viaje
guiado por un trineo
donde tú la dama y yo el cochero.

Es la sombra etérea
de mi corazón sobre el tuyo
la que se desvanece
si no estás junto a mi,
es la sombra nocturnal
que me inspira a escribir
en medio de la nada
sin motivo aparente,
sin verdad absoluta,
sin compás ni estribo,
es la canción no terminada,
el poema inconcluso
el corazón roto
y la danza hecha a medias
que cobra el sentido
cuando la luna se hace presente.

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