miércoles, 17 de febrero de 2010

¿Por qué volviste?


¿Quién te dijo que serías mía?

¿Fue nuevamente el corazón que se equivoca,

O el simple hecho de sentirte amada

Por el despojo que deja otra mujer?

Y es que has intentado buscar los labios perfectos

Pero te has quedado en el chiquero

Besando a los cerdos que tanto te agradan

Y que berrinchan por darte un hijo igual a ellos.

Te rebajaste a eso porque olvidaste ser mujer,

Una dama con cordilleras

Con montes llenos de pasto y cerebro

Porque hoy piensas por en medio de las piernas.

Ya nadie quiere ser tu amante

Porque te olvidaste que el valor del amor

Radica en lo que eres y no en lo que otros pretenden

Y quedaste sola, sucia y olvidada por los demás.

Mientras yo, sentado en el desván

Recuerdo con nostalgia la primera vez que te besé

Y todo tu mundo voló junto a mariposas en la piel,

Piel con olor a frescura y sencillez.

Por eso me buscaste, luego de correr sin llegar,

De anhelar sin hallar,

De sonreír sin ser feliz

De amar con la lengua y el sudor de una noche cualquiera.

Es mejor que huyas en medio de las sombras,

Antes que la luz revele tu identidad

Porque el amor que quise hallar en ti fue tortura

Cuando comenzaste a amar al que nunca te correspondió.

Amor Ajeno


Confesar un amor ajeno es triste,
pero aún peor para quien lo cree
porque navega en aguas turbias
y falsas olas te hacen navegar.

Cuanto más sientes que estas enamorado
mas duele el corazón erosionado
por las falsas promesas
y los pretextos de plenitud erótica.

Un triste amor, enlutado por la ausencia,
ausencia de honestidad,
ausencia del dulce sabor
en el paladar del amante fortuito.

Así es el amor ajeno,
tosco, libre de movimiento,
porque el único lugar para expresarlo
es en la cama, la alfombra o una mesa de noche,
apolillada por el vicio de un amor frenético
que se perdió la oportunidad de ser feliz
al encontrar el placer en el olvido
y en la ausencia de un compromiso real.

Decisiones llenas de fatalidad y orgullo
encendidas por labios dulces como el ajenjo
y fastidiosos cuando se dice un adiós
deseosos de recibir más veneno de amor ajeno.

Confesar un amor ajeno es triste,
pero más triste es vivir enajenado de la vida,
pretendiendo vivir de la pasión extraña
y del vino que fue extraído de uvas de otro viñedo.

viernes, 5 de febrero de 2010

LINEAS ENCRIPTADAS

Encriptadas, como mudas letras
atrapadas en un código indescifrable
están las lineas que destilaron amor
y que una vez se fusionaron a tu alma.

Inertes pensamientos que anidaron en mausoleo,
que huelen a muerte,
la muerte de tu amor por mi
que se convirtió en una rutina impregnada de desdicha.

Hoy te despides sin agitar la mano,
solo caminas hacia el horizonte
sin querer viajar
pero movida por la inercia de tus pies.

Podrás huir de mi por siempre,
pero el amor que siente todo mi ser
vivirá por toda la eternidad
en una canción vestida de blanco y rojo.

Te acompañarán mis versos y caricias
en los grises recuerdos que desempolvas
cada vez que quieres amar
pues nadie lo hará como yo lo hice.

Mis dedos te dibujan con cada palabra
y se alimentan del pasado que me alienta,
que me atormenta, me intimida
porque solamente son sombras
que el calendario dejó atrás.

Palabras selladas con tu silencio
y la indiferencia de tu partida sin decirme adiós
sin poder revivir los gratos momentos que nos dimos
mientras escribía la historia de nuestro amor.

jueves, 4 de febrero de 2010

Indescriptible Seducción



















Indescriptible seducción,
lenta...queriendo anidar
en el punto donde mejor me siento
abrazado a tu desnudo vientre.

Sintiendo más que pensando,
amando más que actuando,
deseoso de hacerte mía una vez más
en cada parte de tu sensibilidad.

Deseos carnales que se funden
entre el sudor y las sábanas,
en la alfombra y la madera,
en la entrepierna y tus labios.

Mi sudor sobre ti pareciera un mar
que recién acabo de conquistar,
mientras tú, quieta y serena
arrullas escenas transpiradas de amor.

Un rose, una caricia, un sutíl beso,
cualquier motivación espontánea
que nos hace creer ciegamente
que el mundo es de los dos.

¿Qué me acercó a ti?
fue sin duda la caricia de tus palabras
y el susurro de tu lengua en mi oído
que paralizó mis sentidos sin poder huír.

Quedé perdido en tu mar de piel
pero no me importa, no necesito más brújula
que saber dónde comencé a amarte,
en una lenta e indescriptible seducción.