martes, 30 de agosto de 2011

VEN

Visité tus noches
cual esclavo de tu placer,
confundiéndome entre sombras
llegué hasta el altar de tu piel,
que me esperaba humeante,
deliciosamente preparada
para el festín de mi ser,
así te hallé
seducida por tus propios dedos
sumergidos en imaginación
y vagando por tus caderas,
allí estabas
esperándome inquieta,
con mirada perfecta
y sonrisa sin igual.


Visité tus días
en la plenitud de tu sol,
el verano ardía en tu piel
recostada en la azotea de mi deseo,
desnuda,
con la mente despierta y algo más,
cada gota de sudor que derramabas
insinuaba algo en mi
invitándo a perderme
en esas praderas llanas y listas
para descubrir que eran mías.


Visité tu mente
y sin darme cuenta
me quedé allí atrapado,
sin saber más de mi,
aferrado a la sola idea
de amarte en carne viva
pero con el alma entregada
en un suspiro,
bajo la sombra de tu piel morena
que me decía: Ven.




domingo, 28 de agosto de 2011

Hacerte de nuevo el amor





quiero tenerte junto a mi
y hacerte el amor lentamente,
besaría primero tus hombros
hasta desnudarlos por completo
deslizaría mi lengua
por el estrepito de tu cuello
que perdido quedaría
en la inmensidad de mis caricias,
bordearía cada uno de tus poros
con mis dedos aceitados de tus mieles,
me comería tus pechos
como lo haría con los duraznos maduros,
jugosos y dulcemente creados
para el deleite de mi paladar.
te amaría lenta y suavemente,
como un tigre abraza a su presa,
como el fuego consume la leña seca
en un día de frío y tormenta,
aferrados a la cama,
aferrado a tu existencia,
al deleite de tu placer
al vibrar de tu piel...
uhhhh...me encanta sentirte,
aun en esta distancia irracional,
sentir esa pasión que te rodea
cuando sabes que te estoy pensando,
amándote con cada parte de mi.
Quiero hacerte de nuevo el amor,
comenzar una vez más
y caminar junto a ti
por el camino del placer terrenal.

viernes, 5 de agosto de 2011

Duele la lluvia



Duele la lluvia en mis oidos,
Ese golpe sobre mi tejado
Desespera la ansiedad de cualquier modo,
Convirtiéndose en un canto fúnebre sin reparo;
Duele el frío nocturno,
La vela encendida se estremece
Pues el hielo se cuela hasta los huesos,
Mortal visita que no se desvanece;

Mojada está mi cama
Y la gotera no cesa de trabajar,
Se ocupa del colchón y la almohada,
La misa en mi cabeza se volvió un profundo mar;

Duele el tiempo de su arrullo,
La lluvia y su angustioso murmullo,
Las nubes lloran la angustia
Y no saben por qué yo me uno a ellas;

Quisiera tapar la gotera del cielo,
Prender la chimenea de mi lecho,
Beber el llorar de las nubes
Y dejar de mojar todo con la tibia lluvia
que emana de las ventanas de mi alma.

lunes, 1 de agosto de 2011

Deseos de ti



Tengo deseo de tus labios
color de tierra
sabor de caramelo,
pues me hace falta
arrancarte nuevamente
la inocencia de tus escotes,
quisiera meterme en tus sábanas
húmedas y cubiertas de ti,
porque no hallo lugar para amar;

quiero encontrarme perdido
y ahogado en tu saliva
en la menta de tu lengua,
en la sal de la playa
aquella donde anclé
donde mi barco surcó tus aguas;
tengo deseos de ser el fuego
que arde los leños de tu chimenea
y consume el agua de tu manantial,
verte sudar en el frío nocturnal,
arropada de mis dedos
de la furia de mi piel;

tengo deseos de ti y nadie más
pues el amor no es pasajero
y te esperaré paciente
bañado de brisa
naciendo de nuevo en cada letra
que surcará día a día
los océanos de tu amor.

No recuerdo más



La pluma quedó sin tinta,
y yo quise huir de la ruina,
el dolor agobiaba agradecido
su estadía en mi corazón,
no había calma,
ni una gota de sensatez
y mi errático actuar
exhibía la desorientación,
la falta de lucidez,
la locura inmensa
que abarrotaba mi habitación.

Las hojas del calendario se cayeron
y paulatinamente quedé sin fe,
creía en redimir los minutos,
pero vi el derroche asomarse
con cada hora que se escurría de mi pluma
y no supe qué hacer
mas que envejecer
en el recuerdo de algo que no existió.

Acudí a las sombras,
a los fantasmas que siempre están,
invadiendo,
compartiendo con la fatua soledad
y la miseria de mis letras
que se impregnan como gorgojos
en un sucio trozo de papel
que no entiende por qué tatúo nuevamente
algo que mi mente dejó de comprender
cuando ella no fue;
ella? quien fue? no recuerdo más.