lunes, 13 de agosto de 2012

Hoy me siento absurdamente solo,
viendo el aire pasarme en las narices,
contando los silencios uno a uno,
reviviendo fantasmas que acechan mi existencia;

Pero qué más da si al final del camino
todo sabrá igual, inexistencia, frío y sequedad,
vivo el deja vú de un futuro
que no dista más de una cuarta frente a mi;

Ahora se que mañana no amanecerá el sol
cuando acostumbraba brotar de tu mirada,
ya no me habitará la bruma de tus dedos
y la tibieza de tus brazos atados a mis hombros;

Nuevamente soy yo y la nada,
de quien una vez fui amo y señor,
pero este reino jamás se fue de mi
solamente pospuse mi caminar en él;

Y es que así fue mi vida desde que lloré
en los brazos ajenos que me retuvieron al nacer,
solitaria, haciendo amistad con la enfermedad,
la melancolía y la sucia casualidad de conocerme de a poco;

Soy la introspección de lo inexistente,
que resalta cual arco iris por breves segundos
para jamás volver a dar sus colores
en el inmenso y celeste universo;

De cuando en cuando te visitaré
y buscaré al menos recordar la sonrisa
en mi pedazo de boca
que sufre por no volverte a saborear;

Antes de ti no era nadie
y después de ti no sabré quien quiero ser,
quizá solamente un bello recuerdo
que se esfumará la próxima vez que salga el sol.