miércoles, 18 de agosto de 2010

La duda que nos apremia



El viejo roble nunca pudo entender

por qué en sus días de gloria y frondosidad

los enamorados lo visitaban

y los niños de sus ramas se colgaban;


hoy en el lecho del olvido,

rodeado de musgo más que de risas y festejos

las aves han abandonado el nido

y la inquietante duda que lo apremia;


pues por sus años vio la alegría,

el llanto y el descanso de viajeros

y hoy su corazón ingenuo,

confundido y hecho trizas sin aún saberlo

es llevado al astillero.

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