Fue un mordisco que le quité al reloj,
Sentado aquí donde mismo,
Escribiendo cosas nuevas
Que el cerebro agiliza hacia mis manos;
Fue ese pequeño espacio
El que aparté para dirigir la mirada
Al horizonte lejano
A ese sur tan anhelado donde duermes
Aguardando el instante en que te despierten
Mis caricias envueltas en papel dorado y azul,
Fue más que instinto,
Sin lugar a duda una decisión del corazón,
Que no precisamente planea con total razón
Pero que actúa siempre y únicamente
Cuando existe el sentir genuino
Y sabe que hablar de ti es hablar de amor.
Fue tan solo un pequeño instante,
Una minúscula partícula de eternidad
Que me hizo entrarme aún mejor
Que te amaré hasta el último de mis días.
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