Hoy me tocó ser orilla
Sin poder recordar
La profundidad de tu océano,
Y viví sin reloj
Pues éste fue martillo sigiloso
Que rompió en pedacitos
Mi sensible corazón;
Divagué por un instante
Sobre si permanecer
O dejarme arrastrar
Mar adentro,
Sobre las profundas aguas
Que conozco
Como la palma de mi mano,
Esos lugares que he visto
Regalo de tu abrazo
En la humedad de tus caricias;
Otro instante más allá
De mis propios ojos
Supe que no podía abandonarte
Y decidí permanecer
En ese pequeño lugar
Donde me dejaste ayer
En espera de tus besos de miel
Tratando de separar
Los trozos de pan y la arena
Que en ellos estaba impregnada,
Me parecieron apenas siglos
Y los segundos se congelaban
Frente a mi alma que moría
En tu llegada tardía,
Mas aún espero el instante
En que nuevamente
Tú seas muelle y yo velero
Y juntos fundirnos de nuevo
En un viaje enamorado
Y placentero,
Aún sigo aguardando
Tratando de olvidar
Los golpes de las olas
Que injustas me naufragaron
Invadiendo mi alma
De arena y abundante sal,
No es casualidad, dije dentro de mi,
El estar aquí aguardando
El momento final
A la orilla de esta playa
Bautizada soledad,
Desafiando al destino
Que tortuoso me separa de ti,
De la historia que la vida
Quiere imprimir sobre mi piel,
Te esperaré, si,
Hasta el instante en que despiertes
Y vuelvas nuevamente
A darle vida a mis poemas,
A hacerme sentir ese fuego
Que brotó de tus mareas
El día en que te conocí,
Y si no vuelves
Lloraré un instante y luego partiré
A ese cielo azul
Reflejado en el ancho mar azul,
Que un día meció nuestro amor
En nuestro incansable navegar.